El académico de número analiza el contenido normativo que alberga el Chile de hoy en una columna del diario El Mercurio.
Una de las principales virtudes del político consiste en inclinarse ante la realidad y, aceptándola, lograr paradójicamente modificarla. Hegel (en su “Filosofía del Derecho”) sostiene que una tarea de la filosofía política (también podríamos decir de la política a secas) es lograr reconciliarse con la circunstancia. Para hacerlo es necesario comprender que la circunstancia aloja, subyacente en ella, un contenido normativo que es tarea del político descubrir para lograr que aflore del todo.
La pregunta que entonces cabría plantear a la luz de los resultados de ayer, y teniendo a la vista el debate que los precedió, es la siguiente: ¿cuál es el contenido normativo que alberga el Chile de hoy?
No es muy difícil identificarlo.
Se le podría llamar un consenso traslapado, un acuerdo de la sociedad chilena o de sus fuerzas políticas, en el que todas convergen sin renunciar, no obstante, a sus ideas finales acerca de lo que estiman mejor.
¿Cuáles serían las ideas que configuran ese consenso que la política debiera hacer explícito?