Antonio Bascuñán: “Nuestra disonancia cognitiva”

Columna del profesor de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez publicada por The Clinic.

“Los muertos que vos matáis / gozan de buena salud”. Aunque el origen de este par de versos sea incierto (probablemente, un ir y venir entre dramaturgos españoles y franceses durante el siglo XVII) ellos forman parte de nuestro repertorio lapidario. La realidad refuta a la jactancia. 

La constitución de 2005 es uno de esos muertos que gozan de buena salud. Los jactanciosos somos todos. Pero lo somos de un modo peculiar, patológico. No es que presumamos de un poder letal a sabiendas de que no lo tenemos, sino que creemos en su muerte. Aunque nuestras acciones lo desmientan, estamos convencidos. He ahí nuestra disonancia cognitiva.

El certificado de defunción habría sido dado por el resultado del plebiscito nacional de octubre de 2020. Pero fue un acto conforme a la constitución muerta lo que definió el sentido de ese plebiscito y validó también su propia continuidad, al menos transitoria.

Luego el pueblo volvió a elegir todos sus representantes según las reglas de la constitución muerta. Algunos incluso asumieron sus cargos jurando o prometiendo cumplirla y hacerla cumplir. Un nuevo ciclo de cuatro años de gobierno y parlamento renovados por un cadáver.

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